Retiros 2017

«¡DESPERTAD, LA VIDA CLAMA!”

CURSO 2016/17: “LA PALABRA DE DIOS, MUCHO MÁS QUE PALABRAS”.
Espiritualidad de y para la encarnación.

RETIRO 27 de NOVIEMBRE 2016: (M. ANGELES SANZ, O.C.) TEMA: “LA ENCARNACIÓN, FRUTO DE LA ESCUCHA”

INTRODUCCIÓN: En el XVIII Capítulo General del Instituto de Operarias Catequistas, vimos la imperiosa necesidad de crecer en la vida interior para ser lo que estamos llamados a ser y para poder responder con amorosa creatividad a los gritos que, desde distintos ámbitos, nuestra sociedad nos está lanzando, reconociéndolos como gritos con que el Dios con entrañas de misericordia nos apremia para poner nuestro grano de arena en la transformación de nuestro mundo según su Sueño de plenitud para todos los seres humanos y de armonía con todo lo creado.
Somos conscientes de que escuchar el clamor de la vida conlleva encarnarse plenamente en el mundo. Por eso, este curso profundizaremos en lo que implica la Encarnación para los continuadores del carisma y la misión que nos legó Madre Josefa Campos. Se trata de vivir una espiritualidad de y para la encarnación, que no nos aísle del mundo y de sus problemas (que no sería verdadera espiritualidad, sino evasión), que no se quede en simples intenciones, sino que, como el amor del Señor, sea mucho más que palabras, que nos lleve a un compromiso real, dentro de nuestras posibilidades, en la transformación propia y de nuestro mundo que, con todas sus luces y sombras, es el mundo que Dios ama y desea regenerar. Tendremos unos textos bíblicos clave para la reflexión e interiorización, junto con textos propios de nuestro Instituto. Pero el texto base para todo el curso será el prólogo del evangelio de San Juan. Y, como fondo, el contenido de la canción “Escuchemos a Dios donde la vida clama” de Salomé Arrecibita. BIBLIOGRAFÍA: “El pobre de Nazaret”. Ignacio Larrañaga. “Cuando todo calla. El silencio en la Biblia”. S. J. Báez.

REFLEXION: 1.- HE ESCUCHADO, HE VISTO y HE BAJADO: Éxodo 3,7-9: “Y el SEÑOR dijo: Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he escuchado su clamor a causa de sus capataces, pues estoy consciente de sus sufrimientos. Y he descendido para librarlos de la mano de los egipcios, y para sacarlos de aquella tierra y llevarlos a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel, al lugar de los cananeos, de los heteos, de los amorreos, de los ferezeos, de los heveos y de los jebuseos. Y ahora, he aquí, el clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí, y además he visto la opresión con que los egipcios los oprimen”. La escucha es consecuencia y alimento del amor. Escucha quien ama, y al escuchar, el amor crece incesantemente, se dilata y se concreta. “Dios es Amor” (I Juan 4,8). Por ello, no puede hacerse el sordo ante el clamor de la vida que ha creado, no puede desentenderse de los gritos de auxilio de sus hijos más necesitados, de los que sufren las injusticias de los hombres, de los que padecen por cualquier causa, de la naturaleza expoliada y destruida por aquellos a los que encargó la tarea de cuidarla.
Ni tampoco puede ser insensible ante el clamor de quienes (creyentes o no) sienten el dolor del mundo como propio y entregan su vida para lograr que vaya siendo lo que Dios soñó al crearlo: una comunidad de hermanos, iguales en dignidad, derechos y deberes, donde se reconozca a cada ser humano en su singularidad y se ofrezcan los medios para que todos lleguemos a ser personas en plenitud.
El Dios-Amor no se puede desentender -y no se desentiende- de quienes, habiendo sido creados para la libertad, viven en la esclavitud del cuerpo y/o del espíritu, o esclavizan a otros.
Amar es mucho más que decir “te quiero” (palabras). Ser solidario al estilo de Dios es mucho más que decir “pobrecito/s” (palabras), mucho más que “dar”, aunque también. Es, sobre todo, BAJAR a la realidad y DARSE para ELEVAR al ser humano a su dignidad de imagen y semejanza de Dios. Es meterse en la piel del otro, sentir como propio su dolor y alegrarse con su alegría. Es arrimar el hombro para ayudar al que no puede con su carga. Es defender al que es oprimido, acosado, marginado… Acompañar, ayudar, dedicar parte de mi tiempo, al que está solo o abandonado, acoger al que otros rechazan… San Pablo nos recuerda que si no tengo amor, de poco vale lo que diga o haga (confrontar: I Corintios, 13,1-13). Otros textos: Gen. 17,20; Jer. 8,6; I Reyes, 9,3; II Reyes, 19,20;Oseas 11,18; Romanos 12,14-16b. I Corintios 13,1-7.

2.- ESCÚCHAME: “Una Palabra habló el Padre, que fue su Hijo, y ésta habla siempre en eterno silencio, y en silencio ha de ser oída por el alma” (S. Juan de la Cruz, “Dichos de Luz y Amor”, nº 99). Sólo se puede amar como Dios estando en íntima relación con Él, para ESCUCHARLE, para dejarnos contagiar por su amor a todos los seres creados. Sólo haciendo SILENCIO para escuchar a Dios, podremos ESCUCHAR LA VIDA QUE CLAMA.
Dios sigue hoy gritándonos, clamando, para que tomemos conciencia de su amor incondicional a todos los seres que ha creado. Todo nos habla de su amor, nos lo grita. Únicamente es necesario que, como Madre Josefa, nos dejemos seducir por tanto amor y, como consecuencia, nos apasionemos por Él y hagamos nuestros sus sentimientos, de modo que nos sintamos impulsados a amar a los demás como somos amados. Sólo así estaremos en condiciones escuchar su clamor en el clamor de los pobres, de los olvidados y excluidos, y de vivir en auténtica, liberadora y evangélica encarnación en nuestro mundo.
Sinceramente, creo que el mundo no está como debería porque no escuchamos a Dios en nuestro interior suficientemente, porque tenemos tiempo para todo menos para Él. Sí, también los que decimos conocerle y amarle le posponemos por otras cosas, incluso por “sus cosas”.
La Palabra -fruto bendito del amor del Padre- se encarnó porque Dios escuchó y vio. Y los creyentes sólo podemos encarnarnos escuchándole a Él y, desde Él a los demás.

“¿Cómo responder a Dios?”: “Solemos pasar por alto la conexión que hay entre capacidad de respuesta y responsabilidad, entre la agudeza de los sentidos y la problemática social. El exterior y el interior forman un todo. A medida que aprendemos a ver realmente con nuestros ojos, comenzamos también a ver con el corazón. Comenzamos a enfrentar aquello que preferiríamos obviar; empezamos a ver lo que sucede en éste nuestro mundo. En la medida en que aprendemos a escuchar con nuestros oídos, nuestro corazón comienza a oír el clamor de los más necesitados… Estar en conexión con nuestro propio cuerpo es estar en conexión con el mundo, incluyendo el Tercer Mundo y otras áreas de las que nuestro corazón adormecido se aleja por conveniencia. Por eso no es de extrañar que quienes ostentan el poder, quienes se preocupan por mantener las cosas como están, miren de reojo a cualquier cosa que pueda hacer reaccionar a la gente… La sobresaturación de los sentidos puede hacernos disminuir nuestro estar alertas. Un aluvión de estímulos tiende a distraer la atención del corazón… La ermita que hay en cada uno de nosotros no huye del mundo, sino que busca ese sitio de quietud en el que el corazón del mundo se deja oír. Todos nosotros, cada uno en medida diferente, necesitamos de la soledad, ya que todos necesitamos cultivar la plena atención. A medida que aprendemos a ver realmente con nuestros ojos, comenzamos también a ver con el corazón. Comenzamos a enfrentar aquello que preferiríamos obviar; empezamos a ver lo que sucede en éste, nuestro mundo. ¿Cómo podemos hacerlo? ¿Hay algún método para cultivar la atención plena? Por supuesto, hay muchos métodos; el que yo he elegido es la gratitud. La gratitud puede practicarse, cultivarse, aprenderse; y al crecer la gratitud, crece también nuestra plena atención. Antes de abrir mis ojos por la mañana, me recuerdo a mí mismo que tengo ojos que ven, mientras que tengo millones de hermanos y hermanas ciegos, muchos de ellos a causa de las condiciones en que viven, y que podrían mejorarse si la familia humana fuera más sensata y distribuyera sus recursos razonable y equitativamente. Si abro mis ojos con este pensamiento en mente, tengo muchas ocasiones de ser más agradecido por el don de la vista, y al mismo tiempo más atento a las necesidades de quienes carecen de ella. Y antes de apagar la luz por la noche, anoto en un calendario de bolsillo una cosa por la cual nunca antes me había sentido agradecido. He hecho esto durante años, y aún así la reserva de cosas que agradezco parece inagotable.
La gratitud le otorga alegría a mi vida. Pero, ¿cómo podría alegrarme de cosas que doy por sentado? Por eso, dejo de darlo todo por sentado, y así las sorpresas con las que me encuentro no tienen fin. La actitud agradecida es una actitud creativa, porque al fin de cuentas, la oportunidad es el don que encontramos dentro de cada momento. Y esto significa, sobre todo, la oportunidad de ver, oír, oler, tocar y gustar con placer. Una vez que nos hemos formado el hábito de aprovechar cada oportunidad, seremos capaces de enfrentar situaciones difíciles con creatividad. Pero por sobre todas las cosas, la gratitud imprime en nosotros ese sentido de pertenencia universal.
No hay vínculo más estrecho que el vínculo que establece la gratitud, el vínculo entre el que da y el que agradece. Todo es don. Vivir agradecidos es una celebración del dar y recibir de la vida, un “sí” ilimitado a la pertenencia.
¿Puede nuestro mundo sobrevivir sin esa gratitud? Cualquiera que sea la respuesta, una cosa es cierta: decir “sí” a la pertenencia mutua entre todos los seres hará de este mundo un mundo más feliz. Es por eso que “Sí” es mi sinónimo favorito para “Dios”. (Hermano David Steindl-Rast, OSB. Artículo publicado en 1997 en el libro “Por el amor de Dios: Manual para el Espíritu”, editado por Benjamin Shields y Richard Carlson)

Que el Señor nos ayude a desear y a encontrar tiempos prolongados para ENCONTRARNOS CON ÉL en nuestro interior, para ESCUCHARLE y para VER la vida con sus ojos misericordiosos. Porque sólo así seremos capaces de encontrarle en cada ser humano y en todo lo creado, de SENTIR COMO PROPIO el dolor de nuestros hermanos -lejanos y cercanos- y de BAJAR de nuestras cómodas seguridades y de nuestro egoísmo, para trabajar con todas nuestras fuerzas y con los medios a nuestro alcance, por un mundo mejor. Sólo así aprenderemos a olvidarnos un poco de nosotros mismos, de nuestras falsas necesidades, y a pensar más en los otros y en sus necesidades; a preocuparnos un poco menos por tener y mucho más por ser y compartir; a no quedarnos tranquilos sólo con dar cosas, sino, sobre todo, a darnos a nosotros mismos, a ofrecer nuestro tiempo y nuestro apoyo a quien más lo necesite; a no cerrar los oídos ni los ojos ante las necesidades de quienes nos rodean. El contacto frecuente con el Señor nos despierta, nos hace realmente sensibles, nos resucita… Porque cuando somos insensibles ante el dolor y el mal, o lo causamos, estamos dormidos, peor aún, estamos muertos, aunque respiremos.

MADRE JOSEFA ESCUCHÓ EL CLAMOR DE DIOS EN LA VIDA y BAJÓ A LA REALIDAD para DAR RESPUESTAS CREATIVAS, desde un profundo AMOR. Para ello, vivió escuchando constantemente a Dios: En su Palabra. En la palabra y el magisterio de la Iglesia. Y, por supuesto, en las necesidades espirituales y materiales de la sociedad en que le tocó vivir, sobre todo de los más vulnerables entonces y siempre: los niños.

“Jesús fue para Madre Josefa Maestro y modelo de vida. De Él aprendió la entrega, por amor, al Padre y a los hermanos.” (Carisma, pág. 30)

“Madre Josefa descubrió en Jesucristo al Dios que, por amor, se entregó hasta dar su vida, ofreciendo a los hombres la salvación… Experiencia que marcó de un modo especial toda su vida y su Obra… El Dios hecho Hombre y muerto por amor cautivó de tal modo el corazón de Madre Josefa que se convirtió en la única razón de su existencia y en el impulso fundamental de su misión. Por ello, buscó con todo su ser identificarse con Cristo Redentor, y se entregó por entero a la tarea de hacer llegar a todos el Mensaje de la Salvación.” (Carisma, págs. 24-25)

“La acción apostólica brota de la íntima unión con Dios. El apostolado nace del designio amoroso del Padre, que salva al hombre y le hace hijo suyo en Jesucristo, por la acción vivificante del Espíritu Santo. Nuestra misión es realizar el plan salvífico de Dios para la humanidad y cooperar a la realización del mismo.” (Constituciones, artículo 63). Ver Pensamientos 2, 3, 4, 5, 6 y 7.
“El afán de que todos conociesen y amasen a Dios, movió a Josefa Campos a consagrar su vida a la catequesis. Evangelizar es, para nosotros, dar testimonio, de una manera sencilla y directa, de Dios revelado en Jesucristo. Hemos de vivir de tal forma que los hombres descubran sin esfuerzo que el secreto de nuestra vida es Cristo.” (Constituciones, artículo 64)

“A imitación de Jesús y de nuestra Fundadora, los niños son nuestro objeto de predilección.” (Cfr. Constituciones, artículo 67)

CANCIÓN: “Escuchemos a Dios”

Escuchemos a Dios donde la vida clama, escuchemos a Dios, pues con pasión nos habla. Yo te hablo, te grito, en el pobre que sufre por falta de pan, el enfermo clavado en la cruz del dolor, la mujer agredida que busca igualdad,
en el niño sin padres que anhela un abrazo, el anciano olvidado, dolor y tristeza,
el migrante sin patria, sin paz, sin hogar. ¡Escúchame! ¡Escúchame!

Escuchemos a Dios…

Yo te hablo, te grito, cuando alguien anuncia la Buena Noticia,
por quien sirve al hermano y entrega su vida, por quien busca la paz y el Reino construye,
donde hay alguien que lucha por un mundo nuevo, el amor solidario que cura al herido,
por aquellos que viven sencilla hermandad. ¡Escúchame! ¡Escúchame!

Escuchemos a Dios…

Yo te hablo, te grito, en el Libro que narra mi amor por el mundo,
en el Pan repartido, memoria y anuncio, el silencio, el desierto y la contemplación,
en tu sed de belleza, de bien y verdad, en el átomo, el hombre y la inmensa galaxia,
en el centro habitado de tu corazón. ¡Escúchame! ¡Escúchame!

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RETIRO 29-1-17:

“LA VISITA DE MARÍA A ISABEL: EL ARTE DE SALIR DE SÍ»

Invocamos al Espíritu que fecundó a María y la impulsó a ejercitarse en el arte de salir de sí para servir. PALABRA DE DIOS: “Lucas 1,39-45

HIMNO

La Virgen santa, grávida del Verbo, en alas del Espíritu camina;
la Madre que llevaba la Palabra, de amor movida, sale de visita.
Y sienten las montañas silenciosas, y el mundo entero en sus entrañas vivas,
que al paso de la Virgen ha llegado el anunciado gozo del Mesías.
Alborozado Juan por su Señor, en el seno, feliz, se regocija,
y por nosotros rinde el homenaje y al Hijo santo da la bienvenida.
Bendito en la morada sempiterna aquel que tú llevaste, Peregrina,
aquel que, con el Padre y el Espíritu, al bendecirte a ti nos bendecía.

INTRODUCCIÓN: La Visitación, consecuencia de la Encarnación. Si tengo un corazón virgen, dejo que Dios me habite y, de este modo, me enseñe el arte de salir de mí y me “mueva” a darle (la misión del servicio, misión de todo creyente). Si la Alegría me llena, puedo contagiarla: “Yo no necesito que nadie me alegre, donde voy llevo La Alegría conmigo”.- “Cuando veo una cara triste veo dentro algo negro”. (Madre Josefa Campos).

1.- La virginidad es una cuestión de amor. Sólo en un corazón limpio de obstáculos (doblez, egoísmo, soberbia, etc.) puede habitar el Espíritu de Dios. María, la virgen no sólo corporalmente, sino, sobre todo, de corazón, la mujer humilde y sencilla, atenta y disponible al querer del Padre y a las necesidades de los demás, es la Virgen por excelencia.
La renuncia al ejercicio de la genitalidad por el compromiso de la virginidad, lejos de suponer una merma en el amor, es una apertura al amor sin límites. Si no es así, si nos vuelve cerrados, rígidos, temerosos, egocéntricos, soberbios, no es virginidad evangélica.

2.- La visita de María a Isabel no es sólo una visita de cortesía, de “cumplimiento” Nace de la apertura virginal de María al Amor divino. Por eso es una acción misionera, evangelizadora: llevar al otro la alegría, transmitiéndole, casi sin necesidad de palabras, la Buena Noticia de la presencia de la Palabra, y ayudarle en sus necesidades.

Contrastar:

Lucas 1,18-20.59-63: Zacarías, el sacerdote, el varón, el que tenía la palabra, no acaba de fiarse de Dios, de abrirse confiadamente al Misterio, pregunta con desconfianza, pide pruebas, da razones “humanas”, “científicas” de que eso es imposible (la soberbia del ¿qué me vas tú a decir a mí?), el ángel no le da pruebas, y se queda mudo: (sale del Santuario, del lugar de encuentro con Yahvé, pero no puede hablar al pueblo que le espera –v.22). Su misión queda sin efecto hasta que manifiesta públicamente por escrito la voluntad de Dios (“se va a llamar Juan”).

Lucas 1, 59-62: Isabel. La mujer, la que no contaba, la que no tenía palabra (ni voz ni voto), se fía totalmente de la Palabra y, por eso, tiene el valor de alzar su voz para defender la voluntad de Dios. ¡Todo un atrevimiento en aquel tiempo!

Lucas 1,26-34.38: María. La virgen (maldición para una hebrea) creyente por excelencia, Madre de la Palabra, primera evangelizadora, Madre de los creyentes. La mujer, con los mismos límites sociales que Isabel, habla, pregunta también, pero sólo para saber cómo va a suceder (v. 34), para poder dar su fiat conscientemente, no a lo loco (v. 38). Confianza no significa ignorancia. A María, que no pide pruebas, el ángel se las da (v. 36). Y María habla, dice “hágase”. Y su fíat sin condiciones es la pista de lanzamiento para su misión (v. 39):

Abrahan: El padre de los creyentes, el nómada por la fe (Génesis 12,1): «Sal de tu tierra y de tu parentela y ponte en camino hacia…”; el hombre que escucha a Dios y se abre a su voluntad sin entender, confiando en una Promesa aparentemente irrealizable (Génesis 13,16; 15,1-6.18; 17,1-9.15-22); el que renuncia al que era su seguridad de continuidad, Isaac, (Génesis 22,1-18), aceptando el sentido del sinsentido (Dios le pide que sacrifique el hijo que le ha dado como garantía de cumplimiento de la promesa).
La acogida de Dios en fe (Génesis 18, 1-16; Hebreos 11,1-2.8-19), hace de Abrahan el depositario de la bendición de Dios para todos los pueblos. Pero, además, le convierte en mediación del perdón del Señor, en intercesor (Génesis 18,17-33)

La Bendición prometida a Abrahán llega a su plenitud con la encarnación de la Palabra, de Jesús, el Hijo de Dios, en el seno virginal de María que, como nos dice el Magisterio de la Iglesia, “lo concibió en su corazón antes que en su seno”

La Presencia de Dios en María, que, como Abrahán, escuchó, aclaró, aceptó, acogió, la «preñó» de Dios y la convirtió en causa de bendición para todos los pueblos. Y, saliendo de sí, de lo conocido, de sus seguridades, confiando únicamente en el Dios de las Promesas, se puso en camino… PARA AYUDAR, PARA TRANSMITIR A DIOS, PARA CONTAGIAR SU GOZO… PARA AVIVAR LA VIDA («la criatura saltó de gozo en mi seno»). Y se quedó solo mientras fue necesario… Luego REGRESÓ A SU TIERRA. TODO ES CUESTION DE ENTRAR, ESTAR, SALIR Y VOLVER. El reproche de Jesús a Marta no fue por servir, sino por un servicio que no nacía del estar con y, por tanto, inquietaba, estressaba y amargaba, haciendo que la persona se sintiera víctima en lugar de disfrutar sirviendo. El servicio que nace del interior, aunque canse no estressa. El que se realiza por otros motivos, a veces inconscientes y ocultos, agota, nos hace gruñones, renegando de todo y por todo.

S. Juan De la Cruz decía que «El que anda en amor, ni se cansa ni cansa». Pero no se puede andar en amor sin PERMANECER EN y CON EL AMOR. «Orar es tratar de amistad, permaneciendo mucho tiempo a solas con quien sabemos que nos ama» Lo dice una de las mayores ANDARIEGAS de la historia: Sta. Teresa de Jesús. NO HAY AUTENTICA MISION, SALIDA DE SI, SERVICIO POR Y PARA EL REINO, SIN ORACION.

OTROS TEXTOS:

Jeremías 20,7-9 (sólo quienes tienen un corazón virgen, los seducidos por La Palabra hecha carne, los «preñados» de ella, pueden expandir el Fuego que les abrasa, el Amor que los llena y les impulsa a servir por amor).

I Juan 3,14. 4,21: «Sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos». «Quien ame a Dios, ame también a su hermano»

Gálatas 5,13: «Fuisteis llamados a la libertad»: Madre Josefa descubrió «en la castidad consagrada un medio excelente para liberar el corazón de todo lo que no fuera Dios y de cuanto pudiera impedir la unión íntima con Él y la entrega generosa a los hermanos» (Carisma, página 63).

I Tesalonicenses 4,9: «Habéis aprendido de Dios cómo debéis amaros»: En Jesús, el Siervo por excelencia, y en María, la sierva del Señor, «encontró Madre Josefa el modelo perfecto de lo que debía ser para ella y sus colaboradoras la vivencia del amor virginal…, para nuestra Fundadora, esta vivencia debía estar impregnada de la dimensión central de nuestro carisma: la configuración con Cristo en su Misterio Pascual, en su aceptación del sacrificio, la humillación y la abnegación por amor a los hombres y para realizar la Voluntad salvífica del Padre» (Carisma, págs. 64-65)

«La experiencia profunda del Amor de Dios movía a Madre Josefa a amarle sobre todas las cosas y a amar intensamente a los hermanos. De ahí que, renunciando gozosamente al amor legítimo, pero limitado, de la familia y el matrimonio, se entregará por entero a la misión de dar a conocer a los hombres el amor del Padre y el Mensaje salvífico de Jesús.» (Carisma, pág. 66).

PISTAS PARA REFLEXIONAR Y ORAR:

1.- ¿Cómo vivo mi misión de encarnarme en el mundo para encarnar la Palabra? ¿Como algo propio o como fruto de una elección y un envío?

2.- Mi acción apostólica nace de un auténtico «entrar» en mi santuario para encontrarme con el Dios que me habita y que me lanza a la misión o es un medio más o menos inconsciente de autosatisfacción, de autoengaño o de evasión?

3.- ¿Qué «hijos» (seguridades, comodidades, ambiciones, proyectos propios) necesito «sacrificar» para poder ser mediación de la Bendición del Señor para el mundo?

4.- Abrahán se puso en camino para ser mediación de bendición para todos los pueblos. María se puso en camino para llevar la alegría de la Bendición prometida, de la Salvación esperada, y para servir a quien más la necesitaba. Esto es lo que quiso hacer suyo Madre Josefa. ¿Y yo?

¿Qué me impide a mí ponerme en camino hacia los otros, cercanos y alejados, para llevar la alegría de la Palabra y para servir?

4.- Dialogo con María sobre su modo de vivir la virginidad del corazón y le pido que me contagie sus actitudes evangélicas, para poder ser portadora de la Palabra de Vida.

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Retiro 26/3/17: EL NACIMIENTO DEL HIJO DE DIOS EN BELEN (Hna. M.A. S., O.C.)

«LA PALABRA VIVA DE DIOS, SE IDENTIFICA CON LO PEQUEÑO»
INTRODUCCIÓN DEL TEMA

«Y habitó entre nosotros». Se hizo de verdad, con todas sus consecuencias, uno de nosotros y con nosotros, para hacernos uno con Él. Dios se nos aproxima al máximo, por dentro y por fuera. Pero solo se hace visible cuando nos «aproximamos» a El y a los hermanos humilde y servicialmente: Yo soy su esclava, hágase (Encarnación)…. Y María se puso en camino (Visitación) Y dio a luz a su hijo y lo acostó en un pesebre (Nacimiento en Belén)…
DIOS ES HUMILDAD, es el HUMUS en y desde el cual CRECE Y SE FORTALECE LA VIDA…
Sólo puede elevarnos, hacernos crecer hasta nuestra propia estatura, quien descendió hasta ponerse a nuestro nivel, quien se hizo pequeño, niño, para hacernos adultos, quien se sometió para hacernos libres, quien se hizo siervo para hacernos señores, quien se humanizó para divinizarnos, quien murió para darnos vida… Veamos en este texto la predilección del Señor por los pequeños, a los que se manifiesta preferentemente, y por lo pequeño, en lo que se nos ofrece.

Lucas 2,1-20:
1. Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. 2. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. 3. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad.
4. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, 5 para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.

NINGUNA DISTINCIÓN CON RESPECTO A CUALQUIER FAMILIA, ni para José, ni para María, ni para el Hijo de Dios que llevaba en su seno.

¿Por qué buscamos, a veces, distinciones y privilegios los seguidores de Jesús?

6. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, 7. y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.

COMO EL RESTO DE LOS MORTALES, sobre todo de TANTOS SERES HUMANOS a quienes se les niegan sus más elementales derechos.

¿Qué hacemos los seguidores de Jesús para solidarizarnos con nuestros hermanos, sobre todo con los que no cuentan en la sociedad? ¿Qué hacemos para acercarnos a los abandonados, a los rechazados, a los que no tienen donde refugiarse, etc.?

8. Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. 9. Se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor.
10.- El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: 11.- os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; 12.- y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»

¡Vaya una gran alegría y vaya señal para nuestra sociedad, donde lo que cuenta es el éxito, el poder, el tener, el prestigio, «valores» de los que nos hemos contagiado frecuentemente también los seguidores de Jesús!…

13.- Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
14.- «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace.»
15.- Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado.»
16.- Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.
17.- Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; 18.- y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían.

19.- María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. AQUÍ ESTÁ LA CLAVE DE LA FELICIDAD y DEL AUTÉNTICO COMPROMISO CRISTIANO: guardar en el interior para encontrar allí La Luz y La Fuerza.
20.- Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.
SE FIARON DE LAS MEDIACIONES, SE PUSIERON EN CAMINO, porque ESPERABAN la salvación que sólo Dios podía ofrecerles y DESCUBRIERON AL AMOR capaz de llenar sus vidas de sentido y de hacerles mensajeros de lo descubierto, de «volver» a los hermanos a compartir lo experimentado (CARIDAD-MISIÓN).
«Sólo los pobres y humildes le ven. Sólo el amor nos conduce hasta Él» (cantamos en Navidad). Dios se manifiesta de un modo especial a los humildes, a los que no cuentan, a los que son despreciados, a los que viven sin seguridades (al raso) y vigilantes…

¿Vivo yo esas actitudes de María y de los pastores?:
¿Guardo y medito en mi corazón los gritos y las manifestaciones de Dios en lo cotidiano y en lo extraordinario, en mi vida y en la de quienes me rodean?

¿Qué me impide ver y alabar a Dios en mí y en mis hermanos? ¿Por qué me falta más de una vez el suficiente entusiasmo y la valentía para salir a anunciar el Amor incondicional y cercano de Dios a los que me rodean?

EL PESEBRE Y LA CRUZ: La encarnación y el nacimiento de la Palabra de Dios, del Hijo amado, no fue una visita de cortesía, ni esporádica. El amor, el bien no es algo puntual. Es permanente. Por eso, la Encarnación, concretada en el nacimiento en pobreza y desamparo, culminó en la Pasión y Muerte del Hijo de Dios y del Hombre, que volvió a experimentar el abandono de los hombres y el aparente abandono del Padre, y adquirió su plenitud en la Resurrección, en el Sí del Padre a la Vida entregada por y con amor. Esto es lo que celebraremos dentro de poco:
Filipenses 2,5-11: Hermanos: Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús. Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

CONCLUSIÓN: El «alumbramiento» del carisma de Madre Josefa Campos

Dios Salva desde la pequeñez y la pobreza. Desde el despojo de todo.

MADRE JOSEFA, UNA SENCILLA MUJER, ABIERTA Y DISPONIBLE A LA VOLUNTAD AMOROSA DEL PADRE, APASIONADA POR SU «PASIÓN POR LOS SERES HUMANOS Y POR EL MUNDO», HASTA DESPOSARSE CON EL ESPÍRITU, DEJÁNDOSE IMPREGNAR POR ÉL, PARA ENGENDRAR SU PALABRA, PARA HACER CARNE DE SU CARNE UN CARISMA Y DARLO A LUZ EN LA GRAN FAMILIA DE LA IGLESIA Y DEL MUNDO, DESDE LA HUMILDAD Y LA POBREZA DE UNA PEQUEÑA FAMILIA.
PARA LA REFLEXIÓN:

¿Que querría hoy Madre Josefa?:
Que nos empeñemos en conocer, profundizar, hacer nuestro, actualizar y vivir -en y para nuestro mundo- su carisma, que es un Don dinámico del Espíritu Santo para cada momento histórico.
Que descubramos la imagen de Jesucristo crucificado en los rostros dolientes de los hermanos sin identidad, porque no cuentan en la sociedad, trabajando con empeño para que salga a la luz y se reconozca activamente su dignidad de hijos de Dios.
Esto es lo que ella soñó cuando fundó el Instituto, cuando dio a luz el Carisma: no recibir alabanza alguna; como lo demuestra su empeño en huir de cualquier tipo de gloria humana, de cualquier protagonismo, y de brillar sólo por la humildad y la entrega sin reservas a la tarea de extender el Reinado amoroso de Dios por el mundo, sobre todo con el testimonio de una vida entregada por amor. Si alguien duda de que fuese así, que lea sus escritos, pocos pero suficientes para quien quiera vivir evangélicamente, es decir, al estilo de Jesús, el Mensajero de la Buena Noticia que arriesgó y entregó su vida para realizar el Proyecto de Salvación encomendado por su Padre (Meditar esta Semana Santa: Isaías 52,13-15; 53,1-12; 55,11).

A veces perdemos la paz, y hasta la salud, para que se realice lo que programamos… Pero, ¿estamos dispuestos a acoger a Dios, para divinizarnos en el contacto íntimo con Él, para aceptar gozosamente su Programa, como María, para humanizarnos más y así poder encarnarnos en nuestros ambientes, y «divinizarlos», como su Hijo, como Madre Josefa, como todos los hombres y mujeres apasionados por Él y por los hermanos?, que viene a ser lo mismo. Porque no amaremos a Dios, a quien no vemos, si no amamos al hermano, a quien vemos (Cfr. I Juan 4,7-21)… Si es que lo vemos.